Y yo qué sé . . .

Saturday, May 13, 2006

Venga, vamos a crear poléshmica.

¿Por qué no está bien visto que un hombre pueda opinar de algunas cualidades de otro (en particular su atractivo o belleza) sin que se dude de su condición de heterosexual, de la misma manera que opina (y hasta babea) sobre las mujeres que vé? (Lógicamente, aquí no entrarían los hombres y mujeres homosexuales, porque precisamente esa es su preferencia sexual natural, o libre y respetablemente escogida). ¿Por qué, en el caso de las mujeres, sí que está bien aceptado que opinen entre ellas sobre, su atractivo y su estética? ¿Se atreverían a decir ustedes, por ejemplo (y no digo ustedas porque en este caso concreto me estoy refiriendo a los varones), a comentar delante de sus amigos que Juan Carlos Ferrero, el tenista, tiene un bonito perfil griego? ¿O que a Zidane no le sienta mal esa calvicie que luce porque tiene un atractivo rostro exótico? ¿O incluso que Eddie Vedder, cantante de Pearl Jam, se puede considerar como sexie ugly (feo atractivo; sí, en efecto, ya he visto Kissing Jessica Stein)?

Bueno, pues ahí queda eso. La verdad es que lejos de crear per se tal poléshmica a la que aludía antes, es una curiosidad que percibo, y que bien visto, y en mi opinión, debería tomarse de modo natural; tanto como la natural naturaleza innata de la naturalidad mishma.

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